Procesión Extraordinaria 25 Aniversario

Procesión Extraordinaria 25 Aniversario

viernes, 22 de marzo de 2013

Costaleras, llega el Lunes Santo



Después de unos días de ensayo especialmente duros, aún me duele todo el cuerpo, la espalda no se endereza, el cuello cruje, duele hasta el alma… Noches de acostarse tarde preparando cosas, que si planchar los trajes, que si la ropa de mantilla o nazareno o ambas, que si comprar para no tener que hacerlo en Semana Santa, que si hacer almohadillas para el tronito de los Atributos… tantas y tantas cosas, que ya estoy muerta, y eso que aún faltan varios días para nuestro Día Grande. (Esto no lo escribí hoy, claro). Sentada tranquilamente esperando que acabe la clase de música de mi sobrino presiento que este Lunes Santo va a ser especialmente duro, tanto a nivel físico como anímico, y necesitamos apoyarnos las unas en las otras más que nunca. Vamos lo que se dice “meter el hombro” y en todos los sentidos posibles.

Pues después de todo esto y más, me siento ante un papel en blanco a ver que os escribo este año para intentar, en la medida de lo posible, sacar más fuerzas, más ilusión, más ganas, más… de todo y de todas y cada una de nosotras, para que en este Lunes Santo llevemos a Nuestra Madre de la Victoria a reinar por las calles de nuestro Elche.

Me viene a la cabeza que hay tantas razones para hacer lo que hacemos… tantas como costaleras de María Santísima. Habrá gente que piense (que piensa) que estamos aquí por “lucirnos”, para que “se nos vea”, para luego presumir… ¡¡pobres!!, ellos no saben, igual tampoco lo entenderían, el “esfuerzo” que gustosamente entregamos a María Santísima de la Victoria para poder pasearla, unas pocas horas, por las calles de la ciudad.

Y no hablamos de dinero, que en estos tiempos que corren no dudo que sea importante, hablamos de sacrificio… 
Esfuerzo que se hace después de un duro día de trabajo, cuando nuestro cuerpo está pidiendo pijama, sofá y mantita, vamos a casa (o no) cogemos la faja, nos ponemos los zapatos, pegamos un bocadito (si da tiempo) y para Altabix, a ensayar.

O esfuerzo cuando en época de exámenes estamos saturadas de cuerpo y mente, incluso teniendo que hacer “horas extras” de estudio, el obligado descanso para despejarse lo hacemos cargando un trono lleno de bloques de hormigón por las frías calles.

O esfuerzo cuando en plena ola de frío (este año varias) nos toca abrigarnos hasta que no se nos ve ni la cara para no pasarlas canutas ni pillar un resfriado que no nos dejaría ir ni a trabajar ni a clase.

O esfuerzo de quién estudia o trabaja fuera de Elche (da igual que sea Crevillente, Murcia, Castellón, Cuenca, Zaragoza, Altea…) busca las ganas para venir a ensayar, y, lo que es peor… para volverse a las tantas.

O esfuerzo el dejar a los niños pequeños al cuidado de padres, abuelos, hermanos… restando el tiempo de ensayo del poco tiempo que tenemos para estar con nuestras familias.

O esfuerzo de mirar al cielo y rezar para que no nos llueva… o mirar todas las páginas meteorológicas del mundo para ver que van diciendo, haciéndonos mala sangre, poniéndonos nerviosas.

O esfuerzo de nuestra florista (nuestras) que sacando ánimo del fondo del alma, engalanará a María Santísima para que su trono resplandezca de belleza y aroma primaveral, como lo que es, el trono de una Reina.

O esfuerzo de camareras y vestidor, de estar todo el año vistiendo a Nuestra Madre y en su día grande, hacerla reinar con su elegante indumentaria.

O esfuerzo de preparar tantas y tantas cosas (manto, bambalinas, faldones, almohadillas, bloques, música…), que no se ven, para que este día esté todo en su sitio, en orden.

¿Habrá quién piense que todo este esfuerzo se hace “sólo por llevar un trono”, “sólo por lucirse”?... pues como todo en esta vida, habrá quien lo piense… pero no seremos nosotras ni quién está cerca de nosotras, ni por supuesto María Santísima de la Victoria, ya que Ella, y solo Ella entiende las razones, y quién no ha estado bajo su trabajadera no lo sabe ni lo sabrá nunca… ¡pobres!

Durante 24 Semanas Santas que ha salido la Victoria a la calle, con dos tronos distintos, de dos iglesias distintas, han sido cientos las mujeres que han pasado por ese varal forrado de terciopelo, pero que pesa como una losa de mármol, y por tanto, cientos de razones por las cuales cada una de nosotras ha elegido llevar a la Madre de Dios para que ilumine con su presencia las calles de nuestra ciudad. Y todas y cada una de las razones lleva implícito un gran esfuerzo, un espíritu de sacrificio, una lucha en común… que no queda solo en sacar un trono a la calle… es mucho más.

Quién ha sido Costalera de la Victoria lleva ese honor de por vida, y es algo de lo que sentirse muy orgullosa. Porque esa Costalera ha sido capaz, no solo de sacrificar parte de su vida, su tiempo y sus ganas para llevar un trono, sino que es un tiempo que lo ha dedicado a “dar”: dar cariño, dar tu fuerza, dar tu tiempo, dar tu hombro… por tus compañeras, porque llevar a María Santísima no es el esfuerzo de una, sino de todas por igual y, ¿para qué?... eso cada una de nosotras con su conciencia lo sabe, pero Nuestra Madre lo que sí que sabe (aunque igual nosotras no lo sepamos) es que lo más grande de esta vida, los mayores sacrificios del mundo siempre se hacen por AMOR.

Y el amor es tanto a Ella como, aunque ni lo pensemos, hacia todas las compañeras que compartimos trabajadera, y ese amor se refleja metiendo el hombro con todas nuestras fuerzas para que, todas a una, como un solo hombro, podamos obedecer a Lola cuando toque la campana el Lunes Santo y nos diga “Al cielo con ella, valientes…”

Feliz Lunes Santo compañeras.

1 comentario:

Raquel dijo...

He de decir, que cuando dices que nadie sabe lo que se siente llevando a nuestra reina hasta que esta ahí, es cierto.
Antes de entrar a formar parte de la plantilla veía a mi hermana muy ilusionada con todos los preparativos, todos los ensayos, viendo vídeos unas semanas antes, el Lunes Santo...
Pero llegó el año en que yo decidí unirme con ella y entonces entendí como se sentía. Mi primer año fue muy emocionante aunque eso si, no disfrute del todo por culpa de los nervios.
Al año siguiente yo no pude salir por motivos personales, y ese Lunes Santo que baje a veros, no pude evitar emocionarme cuando estaba frente a ella y frente a todas vosotras preparadas para sacar a la Victoria por las calles de elche como se merece. En ese momento lo único que quería, era hacerme un hueco entre vosotras y ayudaros.

Después de esto, decidí que siempre que pudiera iba a estar ahí arrimando hombro con todas vosotras, porque lo que sentimos ahí abajo es INEXPLICABLE!!