Carta de Enriqueta Albadalejo "nuestra Enri"

Os transcribo una carta que la nueva camarera y sin embargo amiga y veterana costalera Enriqueta Albadalejo "Enri" para nosotras, me ha remitido para que os la transmita a todas vosotras.
Ya sabes el cariño que te tengo y no tengo que decirte nada más, sigo emocionada con tu nombramiento, un beso para tí.

Quien me conoce sabe que la tecnología y yo no somos buenas amigas, por eso nunca me hubiera imaginado a mí misma escribiendo en este blog, que sin embargo visito cada vez que conecto el ordenador, esperando que "Costalera Veterana" haya tenido un ratito de tiempo y haya escrito alguna novedad de la Hermandad o algún comentario como sólo ella sabe hacer. Hoy, que hemos cambiado los papeles: yo escribo y ella lee, quiero reconocer su trabajo y agradecerle de corazón el sentimiento que ha depositado y nos ha transmitido cada vez que se ha puesto a disposición de nuestra Virgen, y por tanto, de todas nosotras. Muchas gracias.
El pasado sábado, día 8, fuí nombrada camarera de María Stma. de la Victoria. No puedo expresaros lo que sentí en ese momento, no podía ni levantarme del banco, me temblaban las piernas. Fué una mezcla de emoción, de orgullo, de miedo, de responsabilidad, de pensar que no lo merezco, y sobre todo, de agradecimiento a las personas que lo han hecho posible.
Quiero acordarme en primer lugar de Margarita, con la que casi convivo desde hace dieciseis años, y aunque ninguna de las dos somos perfectas, es capaz de conseguir que una suegra y una nuera se lleven bien. No hace falta que os la describa mucho porque también vosotras teneis la suerte de conocerla. A Marga, y por supuesto a Tomás, tengo mucho que agradecerles, y me gusta que estén ahí para enseñarme con su ejemplo que no hay nadie por encima de los demás y que no hay que llevar contabilidad de lo que se da o se recibe (este lema es de Tomás). Ojalá mis hijas hereden de ellos ese talante y esa actitud ante la vida.
A Tere y a Manolita también las conozco desde hace mucho, y además de agradecerles mi acogida, me gustaría pedirles que tengan paciencia conmigo, porque me van a tener que enseñar muchas cosas, aunque estoy segura de que lo harán con gusto.
No puedo dejar de acordarme de dos pilares fundamentales que tiene la Virgen para poder salir a la calle, y no precisamente por lo que cargan, son Lola y Manoly. Sólo ellas saben las preocupaciones, los problemas que surgen por todas partes, la paciencia que necesitan con todas nosotras y las horas de trabajo que no se ven. Y la única recompensa es que el Lunes Santo todo salga como Ella se merece.
Sé que tengo que agradecerle también mi nombramiento, porque es quien lo ha aprobado en última instancia, a la Junta de Gobierno de la Hermandad, presidida por Pepe, que es como le conocemos, con confianza pero con respeto.
Me doy por enterada de que el hecho de ser camarera no me impide ser costalera, no son cargos incompatibles, cosa que me alegra porque ya son dieciocho años llevando a la Virgen sobre los hombros y en el corazón. Además, ya me han advertido de que hago más falta debajo del trono que detrás. Intentaré no defraudaros y hacer las cosas lo mejor que pueda, para estar a vuestro servicio y, al mismo tiempo, pasar inadvertida.
Un beso a todas.
Enri